Hoy en día, una de las consecuencias del cambio climático es la variabilidad e inestabilidad de las estaciones. En años anteriores los climas eran más marcados y las estaciones se fijaban por un periodo de meses. Hoy en día, los climas son sorprendentes y el invierno puede tener temperaturas más altas de lo esperado y viceversa.
Por un lado, el clima cálido hace que el proceso de producción y desarrollo de las rosas sea mucho más rápido de lo normal, debido a la exposición al sol que abre mucho más rápido la flor. En consecuencia, esto significa que las explotaciones tienen que vender antes de lo previsto, se genera un exceso de producción y de demanda y, por lo tanto, los precios de mercado se reducen.
Por otro lado, el frío extremo también desempeña un papel fundamental en la producción de la flor, ya que las bajas temperaturas hacen que la cosecha de la flor se retrase. De este modo, la demanda no puede satisfacerse y la escasa oferta se vende a precios elevados. Estas temperaturas no sólo afectan a la producción, sino también a la cadena logística, como el cierre de aeropuertos y autopistas por nevadas.
El mal tiempo trae graves consecuencias. Es así que las lluvias no sólo estropean parte de la producción, sino que también pueden generar enfermedades como ácaros y botritis en los pétalos y en las hojas de la flor. Los especialistas deben prevenirlo y controlarlo para que no afecte a la cosecha.
El clima es un factor importante e incontrolable en la producción de flores, éste determinará la oferta escasa o abundante de la temporada y en consecuencia definirá los precios a ofrecer al mercado internacional.